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martes, diciembre 20, 2016

Los Ángeles y El Hombre














En el cielo Dios dice una palabra y esa palabra se convierte en un decreto que se cumple de inmediato.

Por Francisco Pinedo


Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Tenemos cosas parecidas a Dios, semejantes a Dios; no somos iguales a Dios pero sí semejantes. Semejantes en lo espiritual, no en lo físico, porque Dios no tiene cuerpo físico, Dios es espíritu y en lo que nos asemejamos a él, es en lo espiritual.

Cuando Dios nos creó, nos creó como seres especiales, dice la palabra en el Salmo 8 “nos hizo un poco menor que los ángeles”. Es decir que por poco somos ángeles. Existe una diferencia entre los ángeles y el hombre.

Los ángeles son servidores de Dios. Hay ángeles mensajeros como el ángel Gabriel, que anunció en nacimiento del salvador del mundo. Está también el ángel Miguel que es un ángel guerrero. Los ángeles están al servicio de Dios. En el cielo Dios dice una palabra y esa palabra se convierte en un decreto que se cumple de inmediato.

Cuando oramos el “Padre Nuestro” decimos: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.Cuando oramos el “Padre Nuestro” estamos pidiendo que en la tierra se haga la voluntad de Dios, como se hace en el cielo, sin embargo no ocurre lo mismo en la tierra. ¿Por qué?

HAY DOS CAMINOS

La respuesta es porque el hombre tiene libre albedrío. El hombre tiene la libertad de escoger entre dos opciones: el camino del bien o el camino del mal.

Dice la palabra de Dios en el libro de Efesios 1: 12 “a fin de que seamos para alabanza de su gloria” Dios nos creó para alabanza de su gloria. El hombre fue creado como un ser especial, dotado de voluntad de escoger, el hombre no fue creado como un robot o una computadora programada. Si bien Dios nos creó, Dios no nos obliga o nos “programa” para caminar su camino.

“Creados para alabanza de su gloria” significa, que Dios nos creó pensando en sentir gozo al vernos vivir una vida victoriosa.

El camino de Dios no es un camino fácil. Es un camino de sacrificio, de disciplina, de entrega, de liderazgo, donde siempre hay que hablar verdad y siempre actuar en justicia; el camino de Dios es para valientes.

Dios se goza cuando un hombre o una mujer deciden tomar su camino y logran caminar ese camino en victoria. Pero hay que disponerse, no es automático: Dios me creó entonces estoy programado para caminar su camino, No. Estamos sentados frente al volante de nuestro destino, tenemos “libre albedrío”. Hay que accionar, decida hoy.